Paseo que rinde homenaje a la novela Scórpio de Ricardo Carvalho Calero en el 30 aniversario de su publicación (1987-2017). Recorre espacios de la ciudad relacionados tanto con el autor como con su obra y su tiempo.
Este paseo recorre espacios de la ciudad relacionados tanto con Carvalho Calero como con su novela Scórpio, publicada en 1987. Este paseo es un homenaje por el 30º aniversario de la primera edición de esta obra.
Ricardo Carvalho Calero nació en Ferrol el 30 de octubre de 1910, era por tanto de horóscopo Escorpión, un dato importante cuando hablamos de la novela, y falleció en Compostela, en 1990. En sus 80 años de vida tuvo tiempo de hacer muchas cosas, de algunas de ellas se hablará a lo largo del paseo. Fue, por ejemplo, miembro del Seminario de Estudos Galegos y del Partido Galeguista, luchó en la Guerra Civil en el bando republicano, estuvo preso en Jaén después de ser juzgado por “separatismo”, fue el primer catedrático de Lengua y Literatura Gallegas y fue considerado el ideólogo del reintegracionismo. Y, entre tanto, tuvo tiempo para escribir múltiples obras de poesía, teatro, narrativa y ensayo.
¿Cuál fue su relación con Compostela? Llegó aquí por primera vez con 15 años, en 1926 para estudiar Derecho, carrera que acabó en 1931, volverá para Ferrol en 1933. No será hasta 1965 cuando vuelva a vivir aquí, deja la dirección del Colegio Fingoi en Lugo y se incorpora cómo profesor interino de Lengua y Literatura Gallegas en la USC y en el año siguiente gana la plaza de adjunto en el Instituto Femenino “Rosalía de Castro”.
La obra que nos trae aquí hoy, la novela Scórpio, la publicó Carvalho por primera vez en 1987 en la editora Sotelo Blanco. Reconocida como uno de las mejores novelas de la literatura gallega, recibió el premio anual de la Crítica española en 1988 para narrativa en gallego. Esta obra marca muchos paralelismos con la vida del autor, de hecho la obra transcurre entre 1910, año de su nacimiento, y finaliza en 1939, año en que termina la Guerra Civil, en la cual participó activamente del lado republicano. Se dice que esta novela es parcialmente autobiográfica o incluso heterobiográfica, ya que encontramos cosas de Carvalho no solo en uno de los personajes, sino en varias de ellos. El protagonista principal del libro es Rafael, también llamado Scórpio porque ese era su signo del zodíaco, como Carvalho Calero, pero él nunca habla en la obra, no llega a aparecer cómo narrador. Ya lo hacen otros 34 personajes que van describiendo su vida y su tiempo. Entre esas voces encontramos varias que se asocian con la propia experiencia de Carvalho, tal y como comentó él mismo:
(...) la obra contiene una cantidad muy grande de vivencias vitales mías. Pero están distribuidas de una manera profusa a través de distintos personajes. (...) En conjunto yo creo que presenta el drama, presenta la verdadera tragedia de una generación, la generación esta que llamábamos "Halley" o que llamábamos a veces generación del Seminario. Yo soy un poco Scórpio, pero muy poco. (...) Pero soy también Barreiro, soy también Casado, soy también Salgueiro, y si me apuran soy todos los personajes masculinos y femeninos que allí bullen (...).
Voz e Silencio (Entrevista con Carvalho Calero, 1991, Edicións do Cumio. Con Francisco Salinas Portugal).
Scórpio está compuesta por 2 partes: la primera transcurre en Ferrol, Compostela y Salamanca, y en la segunda la acción pasa para Madrid, Valencia, Andalucía, Barcelona y Portugal. Este paseo centra la atención sólo en la 1ª parte en aquellos trechos que transcurren en Compostela. Este paseo será como la obra, un puzle que nunca parecerá completamente acabado, y se apoyará mucho en textos de esa obra y de las diferentes conversaciones que tuvo Carvalho con Carme Blanco, Fernán-Vello y Pillado o Salinas Portugal.
¿Por qué se comienza en esta calle Carreira do Conde? Porque aquí vivió Carvalho Calero, como bien indica esta placa, y por eso tenemos allí la estatua que se le dedicó, y también porque esta calle, Carreira do Conde, tiene cierta presencia en Scórpio. En los primeros momentos que transcurren en esta ciudad durante el libro aquí vivían las hermanas Cleo y Eugenia. Tenemos un pequeño texto de Scórpio que habla de una situación “interesante” que aquí transcurre en un momento en que los protagonistas del libro son adolescentes y estudiantes universitarios que van descubriendo “cosas” de la vida:
El doctor Meilám la dejó a eso de las ocho al pie de su casa, la de Julia, en la Carreira do Conde. Como Eugenia le había dicho que durante su ausencia asistiría a las conferencias que a esa hora se celebraban en el Social sobre el descubrimiento de América, y sabía que Mariña, la criada, tendría permiso hasta el día siguiente, abrió con su llave, como solía hacer en esos casos, sin llamar a la puerta. La casa estaba en silencio, y Julia avanzó por el corredor hasta el dormitorio. Empujó la puerta y, al ver lo que vio, emitió un terrible grito y cayó fulminada, sin sentido.
(XVII Nona - Scórpio)
El edificio del actual Instituto Rosalía de Castro, fue anteriormente el Instituto Femenino Rosalía de Castro, y en él trabajó como profesor adjunto Carvalho de 1965 hasta 1972, año en que gana el concurso para ser catedrático de Lingüística y Literatura Gallega en la USC.
Aquí estuvo también la sede de la Sociedad Económica de Amigos del País a partir de 1883, en esta entidad, aunque no en este edificio, Rosalía de Castro, quien es mencionada hasta cuatro veces en Scórpio, recibió formación musical, artística y literaria. Aquí también se realizó la II Asamblea Nacionalista de las Irmandades da Fala, en 1919, hizo Castelao una exposición y además fue sede del Seminario de Estudos Galegos entre 1925 y 1930, cuando se traslada para el Pazo de Fonseca, del cual recuerda Carvalho que tenía una estufa alrededor de la cual se refugiaban en tiempos de frío. En mayo del 32 daría aquí una conferencia uno de los autores más leídos por la generación de Carvalho, Federico García Lorca.
El Seminario nace en 1923, en un acto en la casa de la familia de Rosalía de Castro, en Ortoño, impulsado por un grupo de nueve estudiantes de la USC preocupados por la pasividad de una universidad que vive de espaldas a la sociedad y a la realidad gallega. Uno de sus objetivos es estudiar Galicia de manera científica, desde diferentes ámbitos y con equipos de trabajo interdisciplinarios. En el Seminario se integró parte de la intelectualidad galleguista que se movía alrededor de las Irmandades. A pesar de la ausencia de apoyos oficiales y de la escasez de medios y con la ayuda de lo que se denominó socios protectores, el Seminario creó catorce secciones de estudio. Llegó a tener más de 200 personas socias activas y alrededor de 400 socios y socias protectoras. Con la instauración de la dictadura franquista esta institución fue desmantelada y muchas de las personas que trabajaron a su abrigo fueron asesinadas, exiliadas y expedientadas o sancionadas.
En 1927 Carvalho ingresa en el Seminario de Estudos Galegos y como se vio en la anterior parada, él incluso dice que Scórpio presenta el drama de la generación esta que llamábamos “Halley” o que llamábamos a veces del Seminário. Eran estudiantes educados bajo el signo del centralismo y que tenían que adaptarse por su cuenta a la cultura gallega. Recuerda Carvalho que las primeras actividades a las que asistió en el Seminario fueron un curso-pasantía sobre Fonética Histórica Gallega impartido por Luis Tobío y la Fiesta de la Prosa Gallega, donde conoció miembros de la Xeración Nós, como Castelao, Otero Pedrayo o Vicente Risco. Los personajes principales de la obra también participan del Seminario:
Fuimos haciendo amistades. Entre ellas la de un rapaz que se suele sentar junto a mí. Este chaval tiene un hermano que está terminando la carrera de Derecho, y que es uno de los directivos del Seminario de Estudos Galegos, en cuya fundación participó. Nos llevó allí, es decir, al local que el Seminario ocupa, en un aula, o sala, del pazo de San Clemente, donde está instalada la Sociedad Económica de Amigos del País. Nos presentaron al Presidente, un catedrático de pequeña estatura, sonrosadas mejillas, claros ojos y blancos y grandes bigotes, y al Secretario, un recién licenciado, alto, delgado, algo cargado de espaldas, con gafas de gruesas lentes. (...) Nos dijeron que si éramos poetas podíamos ingresar en el Seminario mediante la lectura de un conjunto de versos, en gallego, naturalmente. (X- Sagitário, Scórpio)
En las “Conversaciones” con Carmen Blanco (1989) el propio Carvalho habla más de su experiencia personal y echa luz, por ejemplo, sobre quien era ese “catedrático de sonrosadas mejillas”:
El Seminario estaba entonces instalado en el antiguo Colegio de San Clemente, hoy Instituto Rosalía de Castro; y muy pronto me incorporé a los trabajos que allí se realizaban; era presidente de aquella institución, en el momento en que yo llegué a Santiago, don Salvador Cabeza de León (...). Yo llegué a desempeñar el cargo de Secretario de Actas, y más adelante, el de Secretario General (...). Hice amistad (...) con estudiantes o jóvenes profesores que trabajaban en las diversas secciones del Seminario, como son los ya citados Ramón Martínez López, Xosé Filgueira Valverde y también Luis Tobío Fernández, Antón Fraguas, Sebastián González. (…) el Seminario era para mí un hogar, un casino, y recuerdo que solíamos por la tarde reunirnos para trabajar en aquel local y después, cuando el tiempo lo permitía, salíamos a dar un paseo antes de cenar, o por la Ferradura, donde se paseaba en el verano – por la Alameda más propiamente – o por la rúa do Vilar, por donde se paseaba en invierno. (….) no disponíamos de demasiados medios para frecuentar los cafés o las tabernas. De manera que el paseo era una práctica social muy utilizada.
Por cierto, quien dio nombre al Seminario fue su primer presidente, Armando Cotarelo Valledor, quien había sido también profesor de Lengua y Literatura Española de Carvalho Calero. En las conversaciones que tuvo con Carmen Blanco y con Fernán-Vello y Pillado Mayor, Carvalho recuerda la vida intelectual y universitaria de Compostela, pero también la religiosa y la artesanal y, como no, la de los paseos, que vemos estaba bien presente en la vida de Calero y en el día a día de Compostela, como nos cuenta también Sagitário, otro de los protagonistas de Scórpio:
Al finalizar las aulas, si el tiempo es bueno, vamos a dar una vuelta a la Ferradura. Después de comer, Scórpio se pone a estudiar inmediatamente, y sólo al atardecer sale de la casa y va al Seminario, donde trabaja un poco. Al salir, pasea con otros miembros de esa Institución, esquivando todo contacto con nuestras antiguas compañeras, las cuales, por parejas o por tercetos, o bien con novios o acompañantes, siguen la antigua costumbre de ir y venir calle arriba o calle abajo.
La hoy Facultad de Geografía e Historia fue antes Facultad de Filosofía y Letras, y lo fue desde 1922 hasta 1974. El recorrido académico de Carvalho, Scórpio y amistades es casi idéntico en algunos puntos de su currículo como estudiantes: tanto nuestro protagonista real como los de la ficción llegan a Compostela en 1926, estudian inicialmente Filosofía y Letras y después pasan para Derecho. Vamos a dejar nuevamente que nos lo cuenten los protagonistas. Primero Carvalho con un resumen de su periplo académico:
Aunque era Filosofía y Letras la carrera que yo había comenzado, en realidad, estudié Derecho, porque la carrera de Derecho se iniciaba con un curso preparatorio, que era, al mismo tiempo, el primer año de Filosofía y Letras. (...) como la carrera de Filosofía y Letras no tenía entonces más salida, prácticamente, que una cátedra (...), las perspectivas de obtener una remuneración como consecuencia del ejercicio de la profesión eran un poco aventuradas. Entonces esto me decidió a cursar Derecho, porque se estimaba que tenía más salidas. (...) [Después] hice unas oposiciones al cuerpo administrativo de funcionarios del ayuntamiento de Ferrol, y una vez que las gané, seguí por libre la carrera de Filosofía (...) (Conversaciones con Carmen Blanco).
Ahora damos voz a Sagitário:
Estamos matriculados en el primer curso de Filosofía y Letras, que es al mismo tiempo preparatorio de Derecho. Tenemos todo el año académico para pensar si en definitiva habremos de seguir la carrera de Filosofía y Letras, que es la que nos atrae, en nuestra condición de literatos, o la de Derecho que tiene mas porvenir (económico) (Sagitário X)
Uno de los grandes valores de la novela Scórpio es el de dejar testimonios de su tiempo, no sólo de las protestas estudiantiles que vieron y vivieron, sino también, por ejemplo, de la presencia de las mujeres en las aulas.
Recordemos que sólo es permitida la matrícula en la USC a mujeres a partir del curso 1913-1914. De ahí que Rosalia de Castro, como habíamos mencionado, había recibido formación en la Sociedad Económica de Amigos de él País y no había tenido la oportunidad de asistir a la universidad. Como cuenta Sagitário: Hay seis o siete chicas en el curso, que se sientan juntas en las filas más altas de los escaños. (Sagitário, X) y como completa Carvalho:
Muy pocas mujeres en la universidad. En Derecho prácticamente ninguna. Recuerdo una que era de una familia muy conocida de banqueros en Santiago y era la única o casi la única que estudiaba Derecho. En Filosofía y Letras estudiaban más, había grupos de chicas. (...) Mi mujer estudió Filosofía y Letras. Coincidimos en algunas de las asignaturas que yo cursaba (...). (CB).
La compañera de Carvalho era María Ignacia Ramos, quien además de licenciarse en Historia, fue también usuaria de la biblioteca del Seminario. Fueron pocas las mujeres que participaron en el Seminario y muy pequeña su colaboración en las actividades. En 1936 eran solo 12 las socias activas, lejos del 10% de mujeres que en ese año estudiaban en la USC. Si no era fácil para ellas acceder a los estudios universitarios –incluso teniendo un padre ilustrado, caso que relatan tanto María Tobío como Concha Castroviejo–, mucho más difícil resultaba dedicarle, además, tiempo y trabajo no remunerado a una asociación científico-cultural. Como decía Concha Castroviejo, ella misma fue una de esas lindas niñas de la burguesía galaica, cuyos padres preferían aún que no estudiaran el bachillerato ni fueran a la universidad. Por cierto, Carvalho y Concha Castroviejo van a coincidir en Valencia en los últimos momentos de la Guerra Civil.
A nivel de profesorado encontramos algunas referencias en Scórpio que el propio Carvalho ayuda a descifrar en las conversaciones con Carme Blanco, por ejemplo no es difícil asimilar la figura de Recaséns Siches a la del profesor Maluquer que aparece en la obra. Demos voz a Sagitário (X), quien de paso ya nos introduce en el clima político de la época:
Scórpio es el alumno predilecto del profesor Maluquer, que llegó recientemente a la ciudad, procedente de Viena y Berlín, donde fue discípulo, respectivamente, de Kelsen y de Stammler. Este catedrático nuevo logró suscitar interés por los problemas de la filosofía del Derecho incluso en círculos cultos no vinculados a la Universidad. Crece en el ambiente la preocupación política. Pocos estudiantes hay que no se declaren hostiles a la Dictadura y a la Monarquía.
Recordemos que estamos en los años de la que se ha llamado “dictadura con rey”, la de Primo de Rivera con Alfonso XIII, que va de 1923 a 1930, año en que será sustituida por la llamada “dictablanda” del general Dámaso Berenguer, que precedió a la Segunda República del 31, y que intentó apaciguar la situación, bien alterada por el crac de la Bolsa del 29 y por las revueltas sociales derivadas de las políticas de la etapa de Primo de Rivera. En esa época el mundo vivía la implantación del fascismo en la Italia y en Alemania, y otras dictaduras se imponen en Portugal y en Polonia. En el Estado español la dictadura tiene muchas repercusiones, una de ellas será la de la represión de cualquier expresión nacionalista que no fuese la propiamente española. Con el fin de la dictadura el galleguismo se despereza y estructuras como las Irmandades da Fala, nacida en la generación anterior a la de Carvalho o Scórpio, se transforman en estructuras políticas, como el Partido Galeguista. De todo esto da cuenta Carvalho en su novela. Estamos en el año 1930 y, en palabras de Sagitário:
Y ahora el Dictador está muerto. Exonerado por el Rey, se fue a Paris, y allí terminó su vida. El Rey quiere restaurar el antiguo régimen. Muchos piden Cortes Constituyentes. Con Berenguer, tenemos otra vez reuniones políticas (...). (...) yo «nunca» había presenciado con anterioridad reuniones políticas. Quiero decir reuniones políticas no convocadas por los que ostentan el poder. Cuando las había, antes de la Dictadura, yo era muy niño para asistir a ellas. (...). Asistí a algunas reuniones de galleguistas. Se trata de formar una agrupación política que los reúna a todos. Las cosas van muy despacio. Los jóvenes hablamos una lengua, los viejos hablan otra. Algunos son galleguistas puros, y solo piensan en un estatuto para nuestro país, un estatuto de autonomía. Pero algunos de estos hablan de la República Federal. Otros mezclan las ideas galleguistas con avanzadas ideas sociales, y citan Marx y Lenin. (Sagitário, XXXVII)
Tanto en las conversaciones como en Scórpio, Calero insiste en la idea de que casi todos los estudiantes de aquella época eran, no sólo liberales y antidictadura, sino también republicanos.
Pero esto era en 1930 y nuestros protagonistas están a punto de acabar sus recorridos académicos en Compostela. En el 31 tanto Carvalho como Rafael/Scórpio finalizan Derecho, es el año en que Carvalho publica su primer libro de poesía en gallego, Vieiros, para poco después marchar a Ferrol como funcionario municipal y continuar cómo alumno libre la carrera de Filosofía y Letras.
Rafael/Scórpio se va en el 31 a Salamanca donde se matricula en Filosofía y Letras para estudiar la rama de Lenguas, o Filología Románica, ya que en Compostela sólo existe la sección de Historia.
Otro de los momentos históricos narrados en esta primera parte de la obra y que nos trae hasta aquí es la proclamación de la Segunda República. Esta vez Carvalho da voz a un nuevo narrador anónimo, un “estudiante” que cuenta:
Salimos tumultuosamente de la casa de Domínguez, cuando nuestro anfitrión consiguió comunicación con su primo de Madrid y este le dijo que el Ministerio de la Gobernación había sido ocupado por los republicanos y que desde el balcón se había proclamado la República. No sabíamos si tendríamos que asaltar el pazo de Rajoy. Cuando llegamos a la plaza del Obradoiro, ya había en ella mucha gente, y por el Franco, por la avenida de Raxoy, por Huertas y Carretas, por San Francisco, por la Azabachería, afluían nuevos grupos.
Pronto la plaza estuvo casi llena de personas, y comenzaron a aparecer entre ellas banderas republicanas. Se decía que los concejales republicanos electos estaban negociando con las autoridades municipales salientes. De súbito, un grupo de personas apareció en el balcón principal y fue izada en el mástil una gran bandera tricolor en medio de las aclamaciones de la multitud. El que iba a ser el primer Alcalde republicano pronunció un discurso en el que dio cuenta del triunfo general de las candidaturas republicanas en toda España, de la proclamación de la República en Madrid y del orden y disciplina con que todos los acontecimientos se estaban produciendo. Luego, un hombre de voluminosa presencia y barbas pimargalianas, a quien bien conocía yo como viejo republicano que él era, tomó la palabra, y declaró que aquel era el día más feliz de su vida (...). Todos aplaudimos con frenesí, y dando vivas y mueras nos dispersamos por los cafés y las tabernas para celebrar el triunfo.
Ese primer alcalde republicano de Compostela era Raimundo López Pol, militante de la ORGA (Organización Republicana Gallega Autónoma). Poco después, en diciembre de 1931 se funda en Pontevedra el Partido Galeguista, allí estarán Scórpio y Sagitário, que pasan a ser afiliados fundadores del partido y donde pueden canjear unas palabras con Castelao y Otero Pedrayo y allí estuvo también Carvalho.
Carvalho recuerda en las conversaciones con Fernán-Vello y Pillado Mayor como en 1931 el alcalde de Santiago, Felipe Gil Casares, ante los desórdenes que según él se daban en la universidad había ordenado la entrada de la fuerza pública, lo que llevó a Carvalho a escribir el libro La fuerza pública en la Universidad de Santiago. Datos y Documentos, contra la intromisión de una autoridad civil en el recinto universitario. Este alcalde, Felipe Gil Casares, cuando se produjo el golpe de estado del 18 de julio de 1936 se presentó al comandante militar de Compostela Bermúdez de Castro con 30 jóvenes de las Juventudes de Acción Popular armados para ofrecer sus servicios a los sublevados. Este mismo personaje, años después, le pediría a Carvalho una copia de su libro, prometiendo que no lo perseguiría por sus contenidos. Contrasta esta actitud con la de Xoán Xesús González, a quien mencionamos en la anterior parada, que se puso al frente de un grupo de 50 obreros de Teo, conocido como El Tercio de Calo, que se dirigieron hacia Compostela para defender la legalidad republicana. Acabaría en los bajos de este pazo, en la cárcel de la Falcona, con, entre otros, el también mencionado Ánxel Casal o Camilo Díaz Baliño, y sería fusilado el 12 de septiembre de 1936, en la tapia del cementerio de Boisaca.
Si nos fijamos, en Scórpio, podemos percibir que son siempre los personajes masculinos quienes protagonizan los acontecimientos históricos y políticos, además de mostrar una mayor evolución que los personajes femeninos al largo de la obra. Sagitário, Salgueiro y Scórpio pertenecen a la generación del Seminario, participan en asambleas de estudiantes, huelgas, recitales de poesía, en la FUE, asisten a conferencias, van a la asamblea fundacional del Partido Galeguista, etc. Como dice Salgueiro: Hay, sin embargo, que comportarse seriamente, y sacrificar algo al bien común. Estamos en un momento histórico. Hay que comprometerse. ¿Y las mujeres? ¿Qué hacían? En muchas ocasiones aparecen más como protagonistas de las relaciones, de las descripciones físicas, de los sentimientos o de las emociones, tal y como narra Cheli…
Después del almuerzo, don Francisco se retiró a descansar, y nosotros fuimos a ver la catedral y abrazar el Apóstol. Arrodillada ante la Virgen de la Soledad, y oyendo los versos de Rosalía recitados por Rafael, me entró una emoción muy grande, y no pude reprimir los sollozos. (XXII Cheli, Scórpio). (XXII Chéli, Scórpio).
Desde una perspectiva crítica, el papel de la mujer en Scórpio y en las obras de Carvalho fue objetivo de varios artículos periodísticos de Helena Miguélez y también en su ensayo Galicia, un pueblo sentimental. Estas críticas recibieron diversas respuestas, como la de Pilar García Negro.
Según Carvalho una de las lecturas más comunes entre el estudiantado universitario de su época era la de los poetas de la generación del 27 española y entre ellos cita a Rafael Alberti, Lorca, Jorge Guillén o Pedro Salinas. Uno de los miembros de esa generación, Gerardo Diego, llegó a Compostela el 1 de noviembre de 1929 para hablar en la Facultad de Filosofía y Letras sobre Poesía Nueva y Scarlatti. En la noche de su llegada a la ciudad se colapsa la central eléctrica y todo queda a oscuras, justo en la noche en que por las calles salían las devotas a la novena de las Ánimas, acompañadas por escuderos o dueños con linterna, lo cual le inspira esa misma noche para escribir a la luz de una candela el poema Ante las torres de Compostela, que publicaría en 1940 en el libro Ángeles de Compostela y del que leemos este extracto:
También la piedra, si hay estrellas, vuela.
Sobre la noche, biselada y fría,
creced, mellizos lirios de osadía;
creced, pujad, torres de Compostela.
Y pudo publicar en 1940 porque Gerardo Diego fue el único de la generación del 27 que se posicionaría en el 36 a favor del golpe de estado militar. Todo lo contrario aconteció con otro visitante de la ciudad Lorca, quien también escribió a la ciudad y a esta plaza, o con otro poeta, que según Dámaso Alonso fue el genial epílogo de la generación del 27, hablamos de Miguel Hernández. De hecho el año 2017 lo declaró el Congreso español como el Año Miguel Hernández al cumplirse 75 años de su fallecimiento en la cárcel en Alicante después de haber luchado en la Guerra Civil por el bando republicano. Miguel Hernández tiene dos curiosos datos que lo ponen en relación con Carvalho Calero. El primero es que nacieron en el mismo día, el 30 de octubre de 1910, y el segundo es su paso por Jaén con poco tiempo de diferencia. Allí estuvo Miguel Hernández luchando en 1937 y también allí estuvo Carvalho, quien en 1936 había estado destinado en Úbeda y después en la capital provincial, Jaén, donde desempeñó la función de ayudante de un jefe de servicios jurídicos, situado, pues, en la plana mayor del Ejército de Andalucía; y en dos ocasiones actuó como abogado. Finalizada la guerra, Carvalho es detenido y acusado, entre otros delitos, de "separatista" por el fiscal, pidiendo cadena perpetua para el prisionero. Por falta de pruebas el Consejo de Guerra condenó Carvalho, por "adhesión a la rebelión", a doce años y un día de reclusión menor. Fue internado en la cárcel de Jaén, de donde salió en 1941 en libertad provisional. De allí volvió para Ferrol.
En Scórpio sí encontramos referencias a la vivencia de la guerra del propio Carvalho. En el que alcanza a los años 1936-1939, en Scórpio Carvalho hace referencia a episodios de la guerra por él experimentados: miliciano en Madrid, formación en Valencia, teniente en Andalucía, abogado defensor de un miliciano condenado a muerte y fusilado, la protección de Castelao en Valencia, etc.
Despedimos esta parada con un fragmento de un poema de Carvalho, de su libro Reticencias ([1986-1989], 1990):
Muchos habían muerto, mas
no hablo ahora de esos muertos; hablo
de los que tuvieron que vivir muriendo
entre sus matadores, leyendo la prensa
que de barro los había llenado, saludando
a las insignias contra las cuales habían militado.
¿Cómo pudimos vivir? Y sin embargo vivimos.
Vamos de nuevo a dejar que sea el propio Carvalho quien nos diga porque estamos aquí. Como le cuenta a Carme Blanco en sus conversaciones:
Viví primero en una posada próxima a la casa de la Troya, porque está en la calle que se llama Fonte de San Miguel, en el cruce con Brilares, que hoy tiene el nombre restaurado “Abril Ares”. Allí viví algún tiempo. Viví también en la Travesía del Instituto, o Tránsito dos Gramáticos hoy, y, finalmente en la calle de la Azabachería y en la de la Troya. Esas fueron mis posadas en Santiago; yo vivía en posadas. Algunos estudiantes que disponían de un presupuesto holgado vivían en hotel, pero lo corriente era que los estudiantes vivieran en posadas; posadas que distaban muchísimo de estar dotadas de las necesarias condiciones de higiene y comodidad, pero, entonces, los jóvenes exigíamos muy poco y aguantábamos, con nuestra juventud, el frío, la humedad, y las molestias que ocasionaban las deficientes instalaciones. (C.Blanco)
Esto incluso trasladó para Scórpio, donde Sagitário cuenta que:
Un señor, amigo del padre de Scórpio y de mi propio padre, nos buscó posada en Santiago, y aquí estamos instalados en la rúa de Fonte de San Miguel.
Recordemos que Calero llegó aquí con apenas 15 años y que cumplió 16 ya con el curso universitario 1926-1927 comenzado. Este barrio fue el de su juventud.
Y como típicos estudiantes masculinos de la época, además de la poesía y de la política, tenían tiempo para otros asuntos. Como asistir a un tertulia en el Derby con, entre otros, Sebastián González, o, como, cuenta Sagitário, “mocear”...
(..) Aún podemos picar en el gremio de las aprendices de costureras, si queremos aventurarnos por el barrio del Sar, por la Poza de Bar o la rúa de San Pedro, donde viven criaturas más llanas y desenvueltas que la mayoría de las estudiantes, con mayor naturalidad en su trato, pero sumamente atentas a defenderse de cualquier exceso de entusiasmo amoroso que deteriore su posición de chicas casaderas (…) (XVIII – Sagitário).
En aquel momento no existía aún el Ensanche, Compostela era todavía más pequeña de lo que es hoy y en ella sí que se conocía casi todo el mundo, a pesar de que, como hoy, tenía diferentes capas y existían diferentes círculos de estudiantes con los que Carvalho se trataba en mayor o menor medida o sólo con algunos miembros, como el círculo de sus amigos Luis Seoane y Paco del Riego, que era también el de Ánxel Fole, Álvaro Cunqueiro o Maside, y que se hacían llamar el Clan de los Nerunderem. Fole y Cunqueiro compartían pensión en la rúa da Ensinanza 11, y lo que cuenta Cunqueiro de aquella época no se diferencia mucho de lo dicho por Carvalho:
“Pagaba 4,50 al día y eso daba derecho a sopa, dos platos y postre. De postre manzana o naranja. Disponíamos de poco dinero, pues tampoco precisaba más, la ciudad era gratis, los libros también. Y también los sueños.” (Extraído de http://literaturagalega.as-pg.gal/etapas/a-etapa-contemporanea-s-xx/a-vida)
Como veis acabamos el paseo en el lado opuesto de donde comenzamos, si en la calle Carreira do Conde vivió Carvalho sus últimos años, aquí fue donde dio sus primeros pasos compostelanos. Para despedirnos querríamos preguntarle a Carvalho lo mismo que le preguntó Carmen Blanco,
En los últimos años su vida transcurre preferentemente en Santiago de Compostela, ¿qué diferencias encuentra entre la Compostela de estos años y la de su juventud universitaria?
A lo cual responde Carvalho:
Era aquel Santiago una ciudad pequeña, donde todos nos conocíamos, donde la Universidad era el centro indiscutible de la vida colectiva y donde era perfectamente posible una relación intensa con todas aquellas personas que se encontraban en la misma línea de vida profesional que nosotros; hoy no ocurre así, de manera que aquel Santiago (aunque más pobre) era un Santiago donde la relación entre los amigos era mucho más intensa, era un Santiago de tertulias. Aunque yo nunca fui muy aficionado a las tertulias de café, por supuesto me relacionaba todos los días con un grupo de personas que eran amigos fraternales míos.